Venezuela: hambre en las calles, hambre en las cárceles
6 de marzo de 2020-. El problema del hambre en Venezuela cada vez toma unas dimensiones más graves, los que nacimos en los años sesenta y que vimos nuestra niñez, adolescencia y juventud entre los setenta, ochenta y noventa, nunca pensamos que una situación como la que ahora vivimos podría ocurrirnos alguna vez.
Pobres, ricos y los que estábamos entre la multitudinaria clase media, jamás pensamos que una catástrofe como la que vivimos ahora en Venezuela podía pasar. Estoy seguro de que independientemente de la clase social a la que uno perteneciera, todos teníamos el desayuno, almuerzo y cena asegurada, además de la merienda para el colegio, la de la casa en las tardes y a veces nos dábamos el lujo de repetir o dejar la comida porque a uno no le gustaba, en ningún hogar venezolano la comida faltaba, independientemente de su condición social.
Hoy Venezuela es un país con hambre, basta ver a nuestros compatriotas en las calles abriendo bolsas de basura para ver si tienen la suerte de conseguir las sobras de algún alimento o parados en las puertas de un automercado, panadería o cualquier expendio de comida para rogarte que les des algo de lo que compraste o las sobras de lo que dejaste en el plato para alimentarse ellos o llevar a su familia.
Estoy seguro de que muchos de mis lectores pensarán que exagero, pero no es así, hay que vivir esto, estar aquí en Venezuela, para saber que no lo hago y que los venezolanos nos estamos muriendo de hambre, aunque usted no lo crea.
La gente que ha tenido que emigrar a otros países, para alimentar a su familia aquí, ahora comienza a darse cuenta de que lo poco que pueden enviar como remesa no alcanza para que su familia pueda medio comer. Sin una declaración oficial de dolarización, hoy esta moneda circula más que el bolívar, que ya casi es inexistente.
Personalmente, me entristece ver cómo amigos, vecinos, compañeros de trabajo, te cuentan las penurias que pasan para comer, verlos flacos, demacrados por la situación que vivimos, no tienen idea de cómo duele eso, por eso insisto en que hay que vivirlo en carne propia para entender un poco lo que aquí hablo, por eso hasta a los mismos venezolanos que viven en el exterior les cuesta entender la situación.
Ahora metiéndonos un poco en lo técnico, el Programa Mundial de Alimentos (WFP) que depende de la Organización de Naciones Unidas fue invitado por el régimen de Venezuela a realizar una evaluación de seguridad alimentaria para estimar las necesidades y vulnerabilidades de los hogares en Venezuela. WFP tuvo completa independencia en el diseño e implementación de la evaluación, y tuvo acceso sin ningún impedimento en todo el país para la recolección de datos a nivel de hogar. Es importante destacar que el hecho de ser invitados y autorizados por la dictadura de Nicolás Maduro convierte sus datos en oficiales, los cuales el régimen, como es su costumbre, no pueden desmentir.
Según este informe oficial: “La evaluación estima que 7,9% de la población en Venezuela (2,3 millones) está en inseguridad alimentaria severa. 24,4% adicional (7 millones) está en inseguridad alimentaria moderada. Basándose en el enfoque CARI, WFP estima que una de cada tres personas en Venezuela (32,3%) está en inseguridad alimentaria y necesita asistencia”. Para decirlo en criollo puro: “Los venezolanos se están muriendo de hambre”.
Fuente: el-nacional.com