¿Tenemos los ciudadanos el derecho a vivir protegidos? Día Mundial de la Seguridad
Autor-.
Santiago Bautista
Las Naciones Unidas establecieron hace años una serie de días especiales para ser tenidos en cuenta por todos los países y ser recordados con actividades especiales, como una forma de concienciar y educar a la población sobre muchos de sus derechos, que lamentablemente no son tenidos en cuenta por numerosos gobiernos.
Su objetivo fundamental es inculcarle a la población que tiene derechos y a los Estados que tienen obligaciones que cumplir.
El 28 de abril de cada año ha sido escogido como día para que los ciudadanos de todos los continentes, clases sociales, credos y opciones políticas hagan un esfuerzo para reflexionar y organizar actividades que le recuerde a sus gobernantes la exigibilidad de ser protegidos, vivir con seguridad, confiar en que frente a cualquier coyuntura el Estado les garantizará vivir sin sobresaltos, seguros de que sus derechos no serán pisoteados ni estarán en peligro de ser conculcados porque la acción de los gobiernos se los va a garantizar.
Esta conmemoración es una invitación a tomar conciencia que todo ser humano tiene derecho a la seguridad y protección personal, es inherente a su dignidad, y el Estado tiene la obligación de garantizarla a todos los ciudadanos. Así lo reconocen la Declaración Universal de los Derechos Humanos en los artículos 3, 12, 17; el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos en los artículos 9 y 17 y nuestra Carta Magna en los artículos 30 y 55.
¿Sucede así en la práctica? ¿O más bien es todo lo contrario? En las escuelas los docentes suelen hacer énfasis en que la policía y en general los cuerpos de seguridad están para la protección del ciudadano. Se hace hincapié en que estas instituciones se sacrifican por la seguridad y que hay que tenerlas como amigas. En la práctica se constata todo lo contrario, por los abusos que suelen cometer y la poca cercanía que mantienen con el ciudadano.
Aunque toda persona tiene derecho a la protección por parte del Estado, a través de los órganos de seguridad ciudadana. La seguridad, también, es tarea de todas las organizaciones de la sociedad, de todos los ciudadanos. Esto no significa sustituir al Estado en su rol de garante de los derechos humanos. Porque la seguridad no se basa en la represión, en la violencia institucionalizada, sino en la organización de las comunidades y en la observancia de las leyes. Es decir hay que formar, educar y acompañar al pueblo en su desarrollo comunitario, ni sustituirlo por otras organizaciones que no son las suyas.
En nuestro continente tenemos ejemplos exitosos de cómo los ciudadanos y el Estado supieron organizarse para acabar con la violencia. Medellín, Colombia es uno de ellos. De ser una ciudad con altísimos índices de violencia e inseguridad, a constituir un ejemplo de participación ciudadana donde las comunidades, cuerpos de seguridad y autoridades municipales trabajan conjuntamente por la seguridad de todos.
El trabajo que viene realizando INCIDE en numerosas comunidades de Cumaná y Carúpano tiene entre sus objetivos el de apoyar, formar y asesorar en el conocimiento de sus derechos y entre ellos, el derecho a vivir con seguridad.
Esta tarea es urgente y obligatoria. No se puede mirar para otro lado cuando diariamente los noticieros de prensa escrita, reportes radiales y televisivos nos alarman con muertes, robos, asaltos, extorsiones y violaciones, sin que se deje sentir la acción del gobierno nacional, regional, municipal de la policía y demás cuerpos de seguridad.
No es suficiente poner de vez en cuando controles en carreteras, avenidas y calles. De lo que se trata es de organizar, prevenir, investigar y trabajar con la comunidad y no dejar impune tanto robo y violencia.