Ceniza en Carnaval

Maryluz Schloeter, febrero 20, 2017

Es Carnaval, su propósito codificado en apariencias.

Allá en Venecia, llega con imágenes de adultos, gran lujo y grandes atuendos, sombreros, capas

y plumas; rememoran traiciones y navajas, culpas tras las máscaras en pasillos sombríos y

húmedos, ritmos y remos; en trajes ricos, las exquisitas figuras femeninas de ojos escondidos tras

elaborados antifaces. Desde Brasil, la imagen de comparsas es joven, multicolor; parece alegre,

desfila y baila saturada de música, enmascarada, parece alocada, dionisiaca, agotadora. Parece

igualar, esconder diferencias y ambiciones detrás de la belleza y la sonrisa…

En mi dimensión, desinflado el Carnaval de frívola fiesta popular, vemos pasear llevados de la mano

niñitos disfrazados. Sus trajecitos repiten favoritos de cine, videos y juegos, sin que pasen de moda

los héroes, y las grandes estrellas del entretenimiento; otros, parodian figuras de actualidad propias

y ajenas. Los niños no saben su peso, ignoran la culpa, las ambiciones, traiciones, lujos mal

habidos, mentiras y farsas, el daño que esconden detrás de sus máscaras hieráticas esas figuras

de actualidad nacional.

Alguna vez en la tele, sin tapujos se anunciaban noticias que rompían el celofán, pero se le obligó a

callar. Y en el silencio de la comunicación interna, la verdad escondida sale y somos noticia,

comentario y reportaje en la prensa internacional. La noticia del hambre y hambre infantil sacude

con sus cifras. Y agregando máscaras de muerte, la prensa nacional informa que es 9 mil la cifra de

jóvenes víctimas de violencia

¿Qué figura tendrá la imagen de población con esta muesca? Podrían haber sido jefes de hogar,

estudiantes, trabajadores, técnicos, productores ¿Algunos serían delincuentes? ¿cuántos huérfanos

dejan?

Ya no hay protección que permita Ignorar absolutamente el mal de otros; la información está ahí,

salta ante nuestros ojos ¿Se defiende lo que se ignora? ¿Queda algo no vulnerable? ¿Esconde la

comparsa revolucionaria, la de la felicidad del pueblo, algún otro mal aún desconocido? ¿se

presiente al menos? ¿Somos acaso un experimento criminal o títeres indefensos movidos por la

voluntad e interés de otros? ¿Qué más se volverá cascote, migajas, añicos de legitimidad, calidad

de vida o derechos?

Se sigue distorsionando la realidad, creando ridículas amenazas, falsas y acomodaticias verdades

para medio cubrir la decadencia. Hay ruido y hay agua en Carnaval ¿Habrá conciencia debajo de

disfraces de papel? ¿Hay culpa sin arrepentimiento y daño sin duelo? Los de la comparsa perversa

de máscaras innobles, dejan una estela de destrucción acumulativa; ¿podrán seguir igualitos, sin

empaparse?

Sería insólito, la fuerza social que nos queda, es el consenso que se inició en millones de pasos y

sus miradas vigilantes, algunas que recién se actualizaron sin parpadear en la UCV. Tiene que ser

posible que seamos, sin más titubeos, resistencia en conquista, solo una razón y una voluntad: la

del cambio constructivo.

Todos somos vulnerables; las palabras no alcanzan y la indignación tampoco… maltratados y

ofendidos llegaremos al Miércoles de Ceniza ¿Somos tan solo polvo?

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